jueves, 26 de febrero de 2009

Arizona, baby!

Ya sé cuál será mi próximo destino:

¡Me tocó la árida y soleada Arizona!

Hasta hace poco más de un mes, sabía de Arizona lo mismo que sé de... de... pongamos Eritrea. Más bien poco o nada.
Pero como era mi segunda candidata para aquel intercambio obligatorio... pensé en qué menos que en explorar un poco.

Así que os presento mi nuevo destino: ¡State of Arizona!

Seguramente conocéis más sobre este estado de lo que pensáis. Qué pasa si os digo... ¿Cañón del Colorado? Ya os suena más, ¿verdad?

Fuente: Link

Y es también uno de los tramos más simbólicos de la archiconocida ruta 66. ¿No os suena? Seguro que habéis visto esas carreteras en línea recta hasta el horizonte...

Fuente: Link

Y este símbolo en alguna película moderna de vaqueros:

Fuente: Link

La capital de estado es la ciudad de Fénix (Phoenix); un oasis de civilización en medio del desierto. Mi universidad se encuentra, sin embargo, en la ciudad vecina: Tucson.

Fuente: Link

Pero lo mejor es, sin duda... ¡La universidad en sí! Es el prototipo hiper-exacto de universidad americana. Un campus monstruosamente colosal y tantas ramas de estudio que no cabrían anotadas en un rollo de papel de váter (viva la vulgaridad).

Se trata de la Universidad de Arizona (University of Arizona), donde todo es tan típico que...

No falta el equipo de animadoras, la orquestra...

Un gigantesco estadio de fútbol americano lleno de hinchas universitarios enloquecidos...


Más estadios para vete a saber qué...

Parafernalia extrema por cualquier acto, sobretodo el de graduación...

Sin contar los dormitorios para inquilinos en masa, la mascota del equipo, la banderita, los colores simbólicos... y la repartición de camisetas y sudaderas con el logo de la universidad para todos los presentes. Vamos, un clásico.


En cuanto a mi estancia en concreto, me voy a mediados de agosto (sobre el 15) hasta finales de diciembre de este año. Viviré en uno de esos dormitorios de dentro del campus, en una habitación compartida con vete-a-saber-quién. Estaré a 25 grados en noviembre, comeré hamburguesas, donuts y pizzas a porrillo y escucharé música country dondequiera que vaya. Posiblemente todos mis compañeros de clase tendrán un coche propio, mientras yo exploro el desconocido transporte público americano.

¡Bien! suena divertido, ¿verdad? Desde luego, cuando volví de Tokio... jamás sospeché que mi futuro destino iba a ser un lugar como este. ¡Espero visitas! Estáis invitados =)

miércoles, 25 de febrero de 2009

Sueños de la metaperfección

Entré en aquella biblioteca oscura, inesperadamente poco iluminada para ser un espacio de lectura. Sus estanterías reflejaban la luz naranja de las escasas bombillas posadas sobre las mesas. Sus hilitos de cobre ardiente agonizaban, gritando en incandescencia que se les acercaba el morir encerrados en aquella burbujita de cristal.

No buscaba nada, ni sabía qué hacía allí.

Pero lo averigüé pronto; en cuanto vi a alguien sentado frente a una de esas carcomidas mesas de roble astillado. Se tornó hacia mí, quedando a contraluz. Entre sus manos un libro abierto. Entendí que ella era el motivo de mi visita, y que yo era el motivo de su presencia.


— ¡Oh! y te presentaste al fin...— sonríe. Tiene el pelo castaño, largo hasta sus finos codos flexionados, sujetando aquel volumen polvoriento.
—Eh... sí, ya. Supongo— intento esbozar una sonrisa. No sé qué decirle.
Ella desvía la vista, mira al techo, a las crujientes vigas. Suspira.
— ¿Y cuánto te queda, pequeña...?
Pese a que no tenía motivos para entender aquella pregunta, la comprendo de todos modos.
— Tres años largos. No sé cómo voy a salir de esta...
Se ríe entre dientes.
— Ya... y mucho te espera. Ni siquiera sabes aún a qué o a quién dedicar tu existencia... lo recuerdo bien.
— ¿Lo has descubierto tú?
Su sonrisa se detiene, y me mira con nostalgia.
— Ya lo verás por ti misma.
Asiento, algo resignada. Recorro con la mirada mi alrededor, pero no hay más que penumbra. No sé qué decir, ni qué hacer.
— Em... ¿Qué lees?— pregunto, sin más intención que la de romper aquel espeso silencio incómodo; sus ojos clavados sin piedad en los míos.
Sonríe con calidez, y alarga el brazo para entregarme el libro que lleva en sus manos. Lo tomo, abro una página al azar... y me quedo sin respiración.
Era, sencillamente, perfecto. Las palabras ordenadas, las expresiones usadas... todo constituía el modelo ideal de aquello que yo tanto, tanto ansiaba ser. Las frases eran hermosas, como si sólo con pasar la mirada sobre las letras pudiese oír las palabras en mi mente; como si cada vez que leyese "río" en aquel libro, sintiese salpicar el agua en mi rostro. Era arte en estado puro, poesía en prosa, música en letras. Tenía que esforzarme para que las fuerzas no me abandonasen y el libro que sostenía resbalase de mis manos.
Era un placebo delicioso; droga de escritor.
— ¿Quién... quién ha escrito eso?— ¡El nombre! Quería saber por lo menos el nombre del autor al que iba a encadenarme de por vida.
Pero ella se acercó, sin desdibujar aquella sonrisa de su rostro. Escondiendo las manos tras la espalda, se inclinó para susurrar en mi oído.
— Lo he escrito yo, lo has escrito tú.
Y me desperté.


Pasé toda la mañana intentando recordar los detalles de aquel sueño. Por más que lo intentaba, no lograba que una sola de las palabras de aquel libro regresase a mi mente. Tamborileaba con los dedos sobre el escritorio, frustrada.
— ¿Ocurre algo?— Me preguntan. Ya no importa quién, ni cómo.
— He tenido un sueño, un sueño de perfección. En él hallaba el libro ideal, la prosa perfecta... y no logro, no logro recordar ni una sola frase.
Y entonces caí en la cuenta.
No debía recordarla, debía crearla.
Aquella prosa que me parecía tan, tan superior; tan distante de mis humildes frasecitas de entonces, había nacido en mi cabeza. Si era un sueño, si era mi sueño, aquella visión la había creado yo en su totalidad, libro incluido.
Aquellas frases estaban en mi cabeza, yo les había dado vida. ¿Pero cómo, cómo hacer que se mostraran?
Era capaz de escribir así, pero sólo en sueños. ¿Cómo, cómo volver los sueños realidad?

sábado, 21 de febrero de 2009

El dicho del día!

Como no ando muy holgada de escritos, os pongo otro dicho popular con el que, por lo menos, aprendereis una cosita nueva hoy =)

二兎を追う者は一兎をも得ず


Nito wo ou mono wa itto wo moezu

Quien intenta atrapar a dos conejos a la vez, no atrapará a ninguno.


Moraleja: Enfocad bien y perseguid en exclusiva aquello que deseáis más que nada.

viernes, 20 de febrero de 2009

Sungha Jung y Twilight

No hace falta que repita una vez más (pero lo haré de todas formas) cuánto amo a la ciudad que me ha visto crecer, Badalona, y a la grandiosa (que no tan grande), alegre, viva y soleada Barcelona.

Fuente: Wikipedia

En aquél crudo invierno tokiota, soñaba (literalmente) con los cálidos veranos de mi ciudad, y su costa de palmeras ondeando con la brisa. Pero mira qué desgracia, que en cuanto puse los pies en mi tierra una vez más, el calor se esfumó en apenas días, y desde entonces, bastante me ha costado sentir los rayos del sol. Con esto, hago un llamamiento al verano. Y no al verano normal... sino al de mi ciudad. ¡Verano en Barcelona! Ven pronto, que ya te necesito.

¿Pero, qué hice estando en Tokio, cuando no podía volver? Una de las terapias (porque hay que llamarlo así, terapia) que seguía en mis continuados ataques de morriña incontrolable la hallé de la forma (y del origen) más insospechado.
Un compositor japonés... y un guitarrista coreano. ¡Vaya por donde!

Esta canción era la que curaba mi alma cuando sólo podía ver mi ciudad cada vez que que cerraba los párpados.



Y diréis... ¡Si es un niño! Sí, os recomiendo que investiguéis sobre él... Sungha Jung tiene doce años, y es un niño prodigio de la guitarra. Un artista digno de ser tenido en cuenta.

La canción es de Kotaro Oshio, y se titula Twilight (crepúsculo). Me recuerda tan enormemente al calor del sol, al ambiente de mi ciudad, al verano y a la costa... que, simplemente, para mis días de melancolía supuso una auténtica medicina. Juzgad por vosotros mismos, conciudadanos...

Y los que no lo sois, cerrad los ojos, imaginad... y sentid lo que yo con esta canción.Quizás, así, logréis conocer un poquito más sobre la ciudad en la que vivo.

¿Existe para vosotros alguna melodía que os recuerde a un lugar querido?

miércoles, 18 de febrero de 2009

¡El dicho del día!



赤信号皆で渡れば怖くない


Aka shingo, minna de watareba kowakunai


El semáforo en rojo. Si lo cruzamos todos juntos, no hay temor.

martes, 17 de febrero de 2009

Viernes 13

Tuve que dejar en el suelo la carpeta, el bolso y la chaqueta para disponer de mis dos manos para lograr abrir la encarcarada puerta de mi casa, a cuya cerradura, últimamente, le falta algo de engrase. Logré entrar.

- Hooool.... ¿a?

No había nadie. Dejé todos mis trastos sobre la mesa del comedor y, resignada, me dispuse a preparar la comida. Al cabo de pocos minutos llega mi hermana. ¡Mi hermana! Que ni siquiera vive en casa. Ni se me ocurrió plantearme por qué aparecía por allí a esas horas del medidodía.

- ¡Buenas! ¿No está la mama? - me preguntó al entrar por la puerta. Llevaba una bolsa grande de papel con el logo de su trabajo. Sus ojos, algo pequeños ya por naturaleza, se veían cansados y extrañamente faltos de maquillaje. No hice preguntas.
- No, no sé adónde puede haber ido. Supongo que estará en el supermercado...
- Bueno, pues la espero... que quiero hablar con ella. Así me quedo a comer...- Sonríe. - ¿Qué tal tu día?
- Buf, ¡buuuuuf! Bufff... no me preguntes, que vaya tela...- Digo entrando de nuevo en la cocina, siguiéndome ella en busca de algo que llevarse a la boca.
- ¿Ha pasado algo?
- Bueno... primero que el profe de inglés se me ha escalabrado por las escaleras, y otro compañero y yo, que éramos los únicos presentes, hemos tenido que atender el tajo sangrante que se ha hecho en la ceja hasta que se lo han llevado al hospital... y luego ir a dar la noticia de que se cancelaba la clase a todo el grupo. Una maravilla. Encima los compañeros me decían "Ala... le has visto caerse... ¿y no te has reído? yo me habría partido el pecho". Ya, bueno... sería para partirse el pecho si no fuese porque el hombre casi se parte la crisma.
- Vaya tela, ¿pero cómo se ha caído?
- Pues... es que, como el edificio es nuevo, hay una especie de capa de polvillo blanco de obra por todo el suelo que nadie se ha molestado en quitar todavía, y la facultad es una pista de patinaje. Si, precisamente, además hoy era la ceremonia de inauguración...
- ¿Del campus?



- Sí, si ha venido el presidente de la Generalitat, el alcalde de Barcelona y el rector de la universidad... bueno, han liado una parafernalia mayúscula, con un vermut para todos los presentes, etcétera... yo me he quedado por los canapés...
- ¿Y cómo ha ido?
- Mal, porque han aparecido de la nada un grupo de hippies-perroflautas cargados de pancartas y se han puesto a boicotear la ceremonia y a abuchear a los presentes hasta que han tenido que marcharse protegidos por la policía, y la ceremonia ha quedado cancelada.
- ¡Qué dices! ¿Son esos de anti-Bolonia?
- Cómo no. La gracia es que ni siquiera eran de nuestra universidad, no sé qué pintaban allí... pero no sé qué pretenden haciendo esto.
- Ya... la verdad es que revindican mucho, sentándose en medio de la carretera, abucheando a la gente... y luego, si hacen reuniones, asambleas y cosas por el estilo... ni siquiera se presentan o no ponen interés alguno. Yo creo que, simplemente, les divierte hacer eso.
- No lo sé... lo cierto es que yo, desde este año, ya estudio con el plan de Bolonia... y no le veo nada de negativo. He pagado exactamente lo mismo por la matrícula que los demás años, las clases son mucho más llevaderas, pero con el mismo material... y el título tiene validez europea. Vamos, que no sé de qué hablan de privatización de la enseñanza...
- ¿Y no sería por el campus?
- Decían que la universidad se había vendido, o no sé qué... y todo eso porque tienen un edificio en el que comparten las instalaciones con la empresa del edificio de al lado... vamos, muchas ganas de reivindicar y poca idea.
- Habría que intentar poner a alguno de esos en un ayuntamiento, y que viese lo que son las cosas...
- No sé, sólo sé que... si vas a reivindicar algo, hazlo con respeto por los demás. Quiero decir... si no les parece bien, ¡que lo hablen! Pero que no se pongan a parar el tráfico, y hagan faltar al trabajo a gente que no tiene la culpa... o que boicoteen inauguraciones que ni siquiera son de su universidad, ni de su incumbencia. Ya no hablemos de las manifestaciones... y de que impidan a sus compañeros ir a clase si así lo quieren. Como si hacer huelga fuese obligatorio para todos...
- Lo que veo yo que hay es bastante falta de información.
- Y una pérdida de foco terrible.
- Ya, pero eso aplícaselo a todo el mundo. Piensa en ETA, que pone un coche bomba y se carga a dos guardias urbanos que no tienen culpa de nada. La gente suele perder el objetivo rápido. Simplemente, pasan a querer hacerse oír a toda costa, aunque no consigan nada.
- Qué bien vamos... y a todo esto añádele cómo van las cosas en general. Y yo, por mi parte, me he quedado sin canapés...- Fingí un gesto de indignación, aunque mi hambre me decía que debía estar algo más molesta de lo que en realidad estaba.
- No, si que las cosas van mal... dímelo a mí.
- ¿Por qué?- Pregunté sin mirarla mientras buscaba en la nevera. Se sentó en la mesa de la cocina con las piernas cruzadas y, con la mirada perdida, pronunció:
- Me han echado del curro.
Di un respingo.
- ¿Qué? ¡No jodas!
- Bueno, ya lo sabía... este mes les debían un cobro de 25.000 euros que no les ha llegado... y bueno, simplemente no podían pagarme.
- ¿Pero 25.000 euros de qué?- Casi exclamé.
- Pues... no de ellos, sino del cliente, que tampoco tiene pasta y no podía pagar. Pero ellos sí que tienen que pagar al proveedor... bueno, un follón. He venido para decírselo a la mama. ¿No te sorprendía verme por aquí a estas horas?
- Bueno... no... no sé-. Me encogí de hombros. - Pues vaya berrinche que se va a llevar... después de que echasen a la Bea de nuestro curro... ahora a ver cuanto tardan en deshacerse de mí también.
- Esperemos que no haga falta... pero vete a saber.
- Menudo día llevo...
- ¡Y espera, que sólo son las dos y media del mediodía!

domingo, 15 de febrero de 2009

Carta al desengaño

Desde aquél viernes 13, desde los extraños y algo indignantes sucesos que acompañaron a aquél día de mi vida, tenía pensado escribir una crítica larga, ácida y encarnizada, algo más condimentada que las que ya se han comenzado a hacer propias de mi humilde bitácora.

Pero no, he cambiado de opinión. Dejaremos ese post para otro día, porque ahora tengo otras prioridades.

Amigo mío:

No hay escritor que se precie que no haya hablado del amor. Es curioso ver como algo tan mundano, tan común, tan natural; es descrito de formas tan dispares y es un tema tan habitual en los libros y películas que llenan nuestras cabezitas de sueños e ilusiones.

Como ser humano que soy, creo en el amor; aunque no en el amor eterno. Quién sabe si mi vida me llevará a la negación o a la confirmación de esta creencia, pero comenzar con el escepticismo ahorra decepciones. No obstante, creo que la ilusión por hallar a aquella mitad de tu persona que debe hacerte sentir completo es algo que, simplemente, necesitamos. ¿Por qué seguimos viviendo las personas? Los motivos, lo sé, son distintos en cada caso; pero más que un simple instinto de supervivencia... ¿No es que, simplemente, nos invade ese pensamiento que nos dice "no puedo morir todavía"?

¿Y por qué no? Porque todavía sentimos que nos falta algo por hallar, que aún tenemos algo que hacer. ¡La eterna búsqueda! La eterna necesidad. Yo ansio el amor como toda persona; lo necesito como necesito a mis pequeñas letras. Es por eso, amigo mío, que me apena leer que ya esa ilusión tuya no existe. ¿No sería más hermoso, más esperanzador, pensar que lo vivido hasta ahora ha sido poco más que un capítulo más de tu existencia? Una página que pasas para hallar otra nueva que escribir. ¡Escribir, amigo mío! Esa pasión que compartimos. ¿Quemarás tu cuaderno a mitad redactar por un sólo párrafo mal escrito?

Vivo en una ciudad en la que es fácil cruzarse con cientos, quizá miles de personas cada día. Muchas veces, cuando estoy en una calle repleta de gente, me quedo unos minutos contemplando la multitud. Incluso aunque llegue la hora de marcharse, espero unos segundos más a apartar la mirada de la masa de gente.

"¡Espera, espera! Un minutito más, sólo uno más. ¿Y si justo cuando me doy la vuelta aparece?"

Vivo con la absurda idea de que en cuanto vea a alguien especial para mí, lo sentiré al instante, nada más mirarle. Llámame ilusa, pero hasta estos días, me ha funcionado siempre. Mis mejores amigos, aquellos incluso algo más especiales... supe que lo serían desde el momento de intercambiar la primera mirada. Lo sentí contigo, pese a estar rodeado de extraños, pese a ese reloj sonando a mis espaldas, intentando entretenerme mientras te buscaba frente al templo de Asakusa.

Vivo con esa emoción, con esa... llámale ilusión, de hallar cualquier día a la persona especial entre las especiales, a aquella que cambiará mi vida. Quizás, si esta eterna búsqueda no existiese en mi vida, me sentiría tan vacía como si faltase en ella un cuaderno en el que escribir. Quizás me faltaría algo tan vital, tan necesario como el mismo respirar.

Amigo mío, ¿Dejarías de respirar?

sábado, 14 de febrero de 2009

¡No me he muerto!

Pero casi XD me voy a dormir con urgencia y mañana os esperan dos posts seguidos, que tengo muchas cosas sobre el mundo de las que quejarme (así, a saco).

He dicho.

Aunque igual hago una fusión chachi de las dos críticas en una, quién sabe, a ver si me inspiro... que precisamente no actualizaba por un cúmulo de rutina + deberes y una falta absoluta de inspiración.

Sí, sí, eso que dices... ¿Y qué diablos les explico, si llevo tres semanas haciendo lo mismo? La universidad que debería formarme, más bien me absorbe. Pero no me quejo, no. Reconozco que me ha enseñado más en estos cinco meses que en todos mis estudios hasta secundaria (que bueno, tal y como estan los planes de estudios actualmente, no me extraña...) pero dejo de quejarme, va.

Me estoy volviendo una criticona, últimamente... sé que lo notáis. ¡Que sepais que yo también me doy cuenta! ¿Estaré predestinada a convertirme progresivamente en una yaya gruñona? Aunque bueno, todos nos estamos convirtiendo progresivamente en yayos, solo que tan despacito que casi ni lo notamos.

¿Pero qué diablos estoy diciendo? No me hagáis caso, necesito un sueñecito...

Y sí, me siento muy mal por haberme dejado posts sin responder. Me pongo a ello en cuanto mis neuronas vuelvan a funcionar... si lo consigo.

¡Dios mío, ya basta! Se supone que esto iba a ocupar un par de líneas... venga, ya no sé ni qué digo.

Bueno, sí. Que feliz San Valentín. Uuuh, ¡qué emoción! (nótese ironía)

¡Salud!