domingo, 8 de junio de 2008

Con los pelos de punta

A éstas alturas habréis oído lo que ha ocurrido en Akihabara. Si no lo sabéis seguid leyendo.

Hoy tenía trabajo a partir de la hora de comer, pero por la mañana temprano estaba libre. Ayer los cascos de mi ipod dejaron de funcionar misteriosamente, así que hoy tenía pensado pasarme por Akihabara para comprarme unos nuevos. La línea de tren donde yo vivo pasa por Akihabara así que me pillaba de camino.

He salido de casa a las 11:45 aproximadamente. He encontrado un asiento libre y me he quedado adormilada con el traqueteo y el calor. Cuando han anunciado por los altavoces "Próxima parada, Akihabara"; yo estaba medio atontada y en mi mundo, y como tampoco estaba escuchando música ni me hacía falta, he decidido dejar pasar la parada, comprarme los cascos en otro momento que me apeteciera más darme el paseo, y seguir durmiendo (muy propio de mí).

No recuerdo la hora a la que habría llegado a Akihabara, pero calculando por lo que suelo tardar siempre, si hubiese bajado hoy, calculo que habría salido de la estación entre las 12:10 y las 12:20; habría pasado por la calle principal, eso es seguro...

Pues ésta noche me he enterado de que a las 12:30 del mediodía un hombre con una camioneta ha atropellado a varias personas en la calle principal de enfrente de la estación de Akihabara; luego se ha bajado del vehículo armado con un cuchillo y se ha puesto a apuñalar al azar a todo el que se le cruzaba por delante. Ha herido a 18 personas y matado a por lo menos 7 (sin contar los heridos de gravedad, que aún no se sabe... pobre gente).
Con ésto me he dado cuenta de lo que es el azar. Sé que mi madre se escandalizará al leer esto, pero simplemente si no hubiese estado ese asiento libre al subir al tren, si hubiese ido de pie durante el trayecto y por tanto no me hubiera entrado sueño, habría bajado en Akihabara. Habría estado en la calle principal, enfrente de la estación a la misma hora exacta en la que ése hombre apareció. Sí, podría haberme tocado a mí también.
Y quién sabe, quizá la persona que se sentaba a mi lado que bajó en Akihabara está ahora en esa negra lista.
Realmente nunca sabemos lo que nos va a tocar, ¿eh? Podemos estar toda la vida luchando por algo, planeando nuestro futuro, y de repente aparece alguien que cree tener derecho a robarle la vida a otra persona, y todo se acaba.

Os dejo la noticia aquí.