lunes, 26 de octubre de 2009

China en África

Voy a profundizar un poco en el temita que di a entender hace un par de días.

Estoy leyendo el libro China en África, de Michel Beuret y Serge Michel, y lo que estoy aprendiendo de su lectura no me está dejando precisamente indiferente. Os hago una síntesis...


¿Verdad que nadie o muy pocos de vosotros sabía que China y África mantenían relaciones entre sí al margen de occidente? Pues así es. Occidente ha ignorado estas relaciones durante décadas por considerarlas de poca importancia, o bien por la pedantería y sentimiento de superioridad que nos ha caracterizado durante siglos. "¿Por qué hacer caso de algo que no tiene nada que ver con nosotros?".

Pues ahora sí importa. Ahora importa, porque se nos escapa de las manos. El afán de tenerlo siempre todo controlado ha sido la huella de la cultura occidental desde tiempos inmemoriales, y ahora que nuestros pequeños subordinados piensan, actúan y deciden por sí mismos... nos ha entrado el pánico.

"Los chinos nos ofrecen cosas concretas, y Occidente, valores intangibles. Pero, ¿para qué sirve la transparencia, el gobierno, si la gente no tiene electricidad ni trabajo? La democracia no se come".

Serge Mombouli


Occidente saqueó, expolió y utilizó África durante siglos para su propio interés. Ahora, "arrepentida" de haber crecido gracias a aposentar sus pies sobre los lomos de los demás, se da la vuelta hacia África, llora un poco sus desgracias, crea oenegés que darán de comer a cuatro niños y vacunarán a otros cuatro... mientras que los gobiernos dirán que no ayudarán a los países más pobres de África hasta que no acepten el sistema de gobierno que ellos consideran correcto.

Resumiendo, si usásemos mi forma de explicar las cosas: la narrativa, la relación Occidente-África se podría reducir a... "Pobrecito... toma una galletita. En realidad tengo un pastel para ti, pero hasta que no seas democrático no te lo voy a dar. ¿Que no es tu culpa que tu gobierno sea corrupto? Ehm... bueno, me da igual, si en realidad lo del pastel era mentira".

Los chinos, en cambio, aparecieron en África para hablar de negocios. Sintetizando mucho... China necesita recursos y materias primas, y África necesita infraestructuras y progreso. China construye presas, indústrias y carreteras en África para favorecer la explotación de los recursos que luego se llevará a su país, y África le deja hacer con tal de que el gigante asiático invierta en ese hostil territorio y de una oportunidad de trabajo a sus ciudadanos.


Los chinos ven a África como un amigo, un igual. Es esta relación de igual a igual la que se nos ha olvidado a los occidentales, que miramos a todos por encima del hombro, olvidándonos de que, como nos despistemos, pronto perderemos ese trono en el que tanto, tantísimo nos hemos aposentado estos años a costa de los demás.

Todo esto plantea otro problema... ¿Aguantará nuestro planeta la emergencia de otro continente entero? ¿Podremos mantener coches para toda China y África? ¿Papel higiénico para toda China y África? ¿Deforestaciones para construir unifamiliares y chalés para toda China y África? ¿Gas, luz y electricidad para toda China y África?

¿O quizás hemos construido un mundo que está hecho para que sólo unos pocos vivan bien y ahora que todos quieren subirse al barco estamos condenados a la autodestrucción?

La respuesta es la misma que para todas las cuestiones que existen en éste mundo: Sólo el tiempo lo dirá.