Cuando en la alemania nazi, esa alemania de la segunda guerra mundial, capturaban a los ciudadanos judíos y a muchos otros considerados sencillamente "indeseables"; les llevaban a un lugar desconocido entonces, a un centro donde se les haría pasar frío, calor, hambre y penúrias de todo tipo; se les haría trabajar hasta el agotamiento, se les asesinaría a sangre fría y se les incineraría hasta no dejar rastro de ellos.
Cuando esos pobres condenados accedían al lugar que les vería morir, cruzaban una puerta como esta:
"Arbeit macht frei"
"El trabajo os hará libres"
Porque la ironía, señores, por desgracia no sólo existe como condimento del humor. También parece serlo, y con fuerza, del horror de los horrores.