Todavía tengo que descargar las fotos al ordenador, deshacer maletas... pero os hago un post rápido con una foto que saqué desde el móvil:
Sí, es una tumba. Pertenece al cementerio de Père Lachaise, en París. En él están enterradas personalidades tales como Oscar Wilde o Frédéric Chopin.
Ésta tumba no es ninguna de esas. De hecho, es la tumba de una persona "normal".
Pero acerquémonos un poco más...
Encima del nombre grabado en letras oscuras, más ténue, más ilegible... se encuentra esta inscripción:
En memoria de
Fanny Ernst
3 de Diciembre de 1886- 1943
Asesinada por los alemanes en Auschwitz
Fanny Ernst
3 de Diciembre de 1886- 1943
Asesinada por los alemanes en Auschwitz
Ésta tumba me hizo sentir una sacudida extraña en el pecho.
Fanny Ernst no está enterrada allí. Está seguramente en una fosa común, y su familia nunca sabrá dónde se encuentra; por no saber, ni siquiera sabe la fecha exacta de su muerte.
Ese rencor, ese odio, esa rabia se refleja en las palabras de más abajo. No dice "Fallecida", no dice una frase de recuerdo o de amor hacia su persona, ni siquiera dice a secas el nombre del lugar donde murió, no:
ASESINADA POR LOS ALEMANES en Auschwitz
Grita "Asesinato", y acusa a los autores con contundencia y claridad. Notar un rencor tan grande grabado a cincel en esa lápida me marcó enormemente.
En éste viaje he aprendido mucho. No sólo de la Guerra Mundial, sinó de las personas.
Según mi opinión no existe por naturaleza el cielo ni el infierno, ni existe el bien ni el mal como un concepto universal. Las personas somos los seres que creamos todo eso: Sólo nosotros podemos hacer las atrocidades más grandes, aquellas que incluso asustarían al diablo.