Os dije que os hablaría de las cosillas que voy haciendo en mi universidad, pues es una carrera nueva y desconocida para el mundo exterior... jajaja.
Pues bien, voy a poneros una de las innumerables cosas que ando aprendiendo en este curso que yo describiría, en pocas palabras, como... muy recomendable y sumamente interesante. Apenas hemos empezado, pero mis sensaciones hasta ahora de este curso son tremendamente positivas y recomiendo a todo aquel que esté pensando en cursarlo que se anime a hacerlo.
Hoy os hablaré de una anécdota cultural. Existe en Japón un ser mitológico llamado Kirin (que para los más cosmpolitas es también una marca de cerveza en Japón). Curiosamente, una de las cosas que más me confundió cuando empecé a estudiar japonés era el hecho de que las jirafas, en este idioma, también se llaman Kirin.
"¿Por qué es esto?" Me pregunté. Pensé que sería una simple coincidencia, una homonimia casual.
Hoy, leyendo una lectura obligatoria de la universidad, descubro el origen de esta palabra. Resulta que los chinos llegaron a exlorar el mundo mucho antes que los europeos; tanto, que los chinos afirman que sus ancestros llegaron a las tierras de Cleopatra ya en el siglo IaC.
El intrépido exporador Zheng He, en 1414, viajó a África y al sur de Asia y trajo consigo a diversos animales que encontró en la zona para mostrárselos a su pueblo. En su navío viajaron varias fieras, avestruces e incluso rinocerontes, pero el ser que más cautivó a los chinos fue la jirafa, animal que el rey de Bengala regaló al explorador y al que los chinos confundieron con un ser de la mitología china: El Qilin, mezcla de buey, unicornio y ciervo.
Es de suponer que el animal, que al no haber pisado jamás tierras orientales y al carecer de nombre en la lengua de la dinastía, recibiese pues la misma designación que su supuesto pariente: Qilin, o Kirin, como quedó transformado en lenguaje japonés.
De ahí que dos seres tan diferentes se llamen igual.
El libro que estoy leyendo actualmente se titula China en África, de Serge Michel y Michel Beuret. Sólo su nombre ya hace fruncir el ceño de curiosidad: ¿Es que China y África tienen algo que ver? Pues la respuesta es... os sorprendería.
Porque así está resultando ser mi carrera: Sorprendente. Sorprendentemente interesante.
lunes, 19 de octubre de 2009
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